Marta Lynch - Informe bajo llave
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La clase media y su vinculación con el poder es el ámbito donde se mueven las mujeres de Marta Lynch. Personajes memorables, como la señora Ordoñez, la Colorada Villanueva o Adela G., representan a una escritora que terminó por convertirse ella misma en su personaje más extravagante. Sus libros fueron best seller en los 60 y los 70 y su recorrido vital atraviesa, de un modo que produce escozor, los momentos más oscuros de la historia nacional en la segunda mitad del siglo XX, así como todos los vaivenes ideológicos de nuestra sociedad. Su necesidad de mantenerse en el centro de la escena, su fascinación con los hombres que ejercían el poder, su presencia mediática, su obsesión por el paso del tiempo, el deterioro de la belleza fisica y las cirugías, terminaron por imponer al personaje por sobre la escritora. Pero una obra narrativa valiosa le permitió, pese a todo, ubicarse entre los escritores argentinos de trascendencia.
MARTA LYNCH.
Nació en La Plata el 8 de marzo de 1925, como Marta Lía Frigerio, se casó con un abogado de la clase alta argentina, con el que tuvo tres hijos, y con cuyo apellido firmó sus obras. Estudió literatura en la facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires y describió con su obra y con el derrotero de su vida, el drama, las contradicciones y los vaivenes políticos y sociales de nuestro país. Entre 1956 y 1958 actuó en el Comité Nacional Radical junto a Arturo Frondizi, con quien estuvo vinculada afectivamente y militó en el desarrollismo en la década del sesenta, en 1973 fue invitada a ocupar el charter que regresaba a Perón del exilio, en los primeros setenta se fascinó con el movimiento Montoneros, interpretó la violencia guerrillera y escribió, en torno a la figura del Che, El cruce del río; renegó de todo ello en 1976, al instalarse la dictadura militar, que defendió con fervor fuera del país. Se la vinculó afectivamente con el represor Emilio Massera, a quien en algún momento asesoró en la revisión de sus discursos, pero estuvo entre los pocos personajes públicos que reclamaron por la aparición con vida de Haroldo Conti, y en sus últimos años adhirió al radicalismo que impulsaba Raúl Alfonsín. Ficcionalizó al ex presidente Frondizi en La alfombra roja y a Massera como el Vargas de Informe bajo llave, quizás la primera novela argentina donde se narran la represión y la desaparición de personas. Publicó La alfombra roja (Fabril Editora, 1962 /Losada, 1966/2000), Al vencedor (Losada, 1965), Los cuentos tristes (Centro Editor de América Latina, 67/Merlín, 1971/Planeta,1979), La señora Ordóñez (Jorge Álvarez, 1970/Sudamericana,1987), Cuentos de colores (Sudamericana, 1970), El cruce del río (Sudamericana, 1972), Un árbol lleno de manzanas (Sudamericana, 1974), Los dedos de la mano (Sudamericana, 1976/Alfaguara, 1977), La penúltima versión de la Colorada Villanueva (Sudamericana, 1979), Los años de fuego (Sudamericana, 1980), Páginas de Marta Lynch (Celtia, 1983) Toda la función y La despedida (Editorial Abril, 1982), Informe bajo llave (Sudamericana, 1983), No te duermas, no me dejes (Sudamericana, 1985), Páginas de Marta Lynch (Gedisa, 2000).
Abrumada por una fuerte crisis depresiva, se suicidó el 8 de octubre de 1985. Obtuvo el premio Municipal de Literatura por Cuentos de colores y fue jurado del Premio Casa de las Américas. En los años 80, La señora Ordóñez fue adaptada a la televisión, bajo la dirección de María Herminia Avellaneda y con Luisina Brando en el rol protagónico.
Ella dijo
La política me sacó de mi comodísimo mundo de la calle Madero (...) Era un mundo redondo, blando, perfecto. Y allí lo conocí a Arturo Frondizi, que irrumpió con su mundo y me sacó de esa blandura. Citado por Patricia Kolesnico, en Marta Lynch, un personaje trágico. http://www.clarin.com/diario/2000/10/09/s-04801.htm
El tema de los desaparecidos es una de las lacras espeluznantes de un período de la vida argentina difícil de calificar. [...] Parece que la mafia hubiera tomado a la Argentina como campo de batalla. Y en cuanto al hallazgo de las fosas comunes no puede caberme más que el horror. Todos sabíamos que esos muertos, esos desaparecidos, tenían que estar en alguna parte, pero la aparición de esos cuerpos sin nombres, amontonados, me hace acordar a los campos de concentración de Auschwitz. Revista Radiolandia, citado en El enigma de lo subversivo en Informe bajo llave de Marta Lynch, Corinne Pubill. Tesis doctoral. Université de Perpignan.
La verdad es que yo estoy escribiendo un largo informe que servirá a las futuras generaciones de extraviados, a los indefensos, a los que se han equivocado. Citado en El enigma de lo subversivo en Informe bajo llave de Marta Lynch, Corinne Pubill. Tesis doctoral. Université de Perpignan.
A mí no me ha sostenido la crítica, por cierto, que a veces ha sido feroz conmigo por razones que nada tenían que ver con la literatura, sino con mi persona, por cuestiones políticas, a menudo; pero el lector medio ha sido de una fidelidad total. Martha Paley de Francescato, Entrevista a Marta Lynch, Hispamerica, n. 10, 1975.
A nosotros (David Viñas, Haroldo Conti, Germán Rosenmacher, Rodolfo Walsh) nos interesa más el fondo que la forma. Respetamos y admiramos a Borges pero la nuestra es la vertiente de Roberto Arlt que escribía muy mal pero decía las grandes verdades de la realidad argentina. Pertenezco pues a la generación comprometida con mi tiempo y con los combates ideológicos de mi tiempo. Carta personal a la investigadora Amy Kaminsky
Se dijo de ella
… poco menos que única entre nosotros, por su ímpetu y destreza narrativa y por haber incorporado a nuestra literatura personajes como la señora Ordóñez o la Colorada Villanueva, acaso arquetípicos de nuestro medio. Alberto Girri
Informe... es, sin lugar a dudas, una novela peligrosísima para Lynch, ya no en el sentido de los riesgos que corre la artista en los peores momentos de América Latina, sino en las equivocaciones a las que el texto puede prestarse.
David W. Foster, Narrativa testimonial argentina durante los años del Proceso, en AA. VV., Testimonio y Literatura, Society for the Study of Contemporary Hispanic and Lusophone Revolutionary Literatures, n. 3, Minneapolis, Minnesota, 1986
… one of the most interesting political novels of the last rounds of Argentine dictatorship. David William Foster. “Raping Argentina: Marta Lynch in "Informe bajo llave”. The Centennial Review, 1991.
La penúltima versión de la Colorada Villanueva
(fragmento)
Entra en la habitación como si algo -¿el aire?- la empujase hacia adelante. Entra, respirando ansiosamente por la boca sobre la que se conserva un aire niño, quizá, los dientes algo prominentes, no mucho, sí lo suficiente para dar a su fisonomía aquel envidiable aire juvenil, aire de zorra, zorra también en el pelaje rojizo que ondea algunos centímetros arriba de los hombros; rojizo con ayuda de Joseph y así es Joseph quien la llama afectuosamente: su turno, venga de una vez, Colorada. La llamaban Colorada sus padres, sus maestros, los chicos de la cuadra, único ámbito memorable por el que transitó su infancia. Y aunque no lo era del todo – oh no, sólo una argentina típica y castaña- siempre le gustó el apodo. De adolescente, hurgaba sus brazos y sus piernas para descubrir el vello rojizo que la destacaba entre las demás. Una colorada en el barrio de Belgrano, Buenos Aires, no era común.
Y entra, echando aires, un poco porque siempre le ha costado desplazarse –sus pulmones, su tos constante-, otro tanto porque ha crecido, ya es casi lo que la gente llama una mujer mayor; y de mayor se va perdiendo la seguridad en el trato, la forma de mantenerse erguida o de sentarse. Como un viento de confuso origen ella siente que su estadio de mujer mayor le quita oportunidades de gracia y de estabilidad. Están las manos que –como otrora, a los trece, por ejemplo- se convierten en instrumentos difíciles de manejar. Están las piernas, más pesadas. Están los ojos y el cabello, colorado con la ayuda de Joseph, tan espeso y compacto, todavía legendario.
Entra, por fin, segura al menos de que encontrará a los otros. Ellos la acompañan desde tanto tiempo atrás aun cuando se halle convencida de que lo de la compañía puede discutirse, discutir hasta desgañitarse, desgañitarse si entran a darle a la política o a los temas de la moral de hoy. Últimamente, ni siquiera es preciso remontarse tanto; cualquier tema es apto para que se atrincheren en necedades y férreas convicciones, en discusiones de hecho y derechos, alguna mezquindad, un pretendido rencor. Si compañía se llama al combate, ella tiene compañía. Y pensarlo da mayor firmeza a sus pasos y una linda expresión al rostro que, como el de todos, para algunos es bello, para otros, desastroso. Quizá a la gente mayor también la abruma –junto con la inseguridad- ese entorno ambiguo con que cada cosa de la vida se rodea, parece coexistir con la razón opuesta, esto es negro pero según le dé la luz parecerá rojizo como el pelo de la Colorada o amarillo como el pelo de Dolores que también entra, con paso alado, en la habitación.
Informe bajo llave
(fragmento)
Usted, mi siquiatra, mi amable componedor, recibía mis cartas, las recibe, está apilando en sus cajones las entregas de este largo informe, cada día más secreto, quizá más peligroso. Bajo llave; échale llave a la forma como se
quebranta mi voluntad, como se resquebraja y pudre lo que nació sano y normal, con buena voluntad, salud admirable, cierta dosis de ansiedad manifiesta. Contemos entre ambos las desapariciones y las reapariciones. Cada día una nueva vuelta de tuerca hacía crujir las vértebras del cuello y dejaba ver un poco más la lengua del ahogado. Sin embargo, en medio del marasmo distingo las fases del poder. Estoy tratando con una parte importante de la vida de todos. [...] La historia se ha tejido con algo que participa de esta
blandura. Es un tronco podrido, un invernadero. Una flor carnívora, cortada y que huele a muerto. Se pudren los estratos que recorro con Vargas y se pudren los escalones por los que transitan mis compatriotas. [...] Un país estábañado en sustancias venenosas como ésta. Y yo confundo la aventura personal con la colectiva. Participo de un festín del que me atribuyen una parte secreta. Guárdela con llave, bajo llave. Comparta mi desasosiego.
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Ver nota en el diario La Voz del Interior
MARTA LYNCH.
Nació en La Plata el 8 de marzo de 1925, como Marta Lía Frigerio, se casó con un abogado de la clase alta argentina, con el que tuvo tres hijos, y con cuyo apellido firmó sus obras. Estudió literatura en la facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires y describió con su obra y con el derrotero de su vida, el drama, las contradicciones y los vaivenes políticos y sociales de nuestro país. Entre 1956 y 1958 actuó en el Comité Nacional Radical junto a Arturo Frondizi, con quien estuvo vinculada afectivamente y militó en el desarrollismo en la década del sesenta, en 1973 fue invitada a ocupar el charter que regresaba a Perón del exilio, en los primeros setenta se fascinó con el movimiento Montoneros, interpretó la violencia guerrillera y escribió, en torno a la figura del Che, El cruce del río; renegó de todo ello en 1976, al instalarse la dictadura militar, que defendió con fervor fuera del país. Se la vinculó afectivamente con el represor Emilio Massera, a quien en algún momento asesoró en la revisión de sus discursos, pero estuvo entre los pocos personajes públicos que reclamaron por la aparición con vida de Haroldo Conti, y en sus últimos años adhirió al radicalismo que impulsaba Raúl Alfonsín. Ficcionalizó al ex presidente Frondizi en La alfombra roja y a Massera como el Vargas de Informe bajo llave, quizás la primera novela argentina donde se narran la represión y la desaparición de personas. Publicó La alfombra roja (Fabril Editora, 1962 /Losada, 1966/2000), Al vencedor (Losada, 1965), Los cuentos tristes (Centro Editor de América Latina, 67/Merlín, 1971/Planeta,1979), La señora Ordóñez (Jorge Álvarez, 1970/Sudamericana,1987), Cuentos de colores (Sudamericana, 1970), El cruce del río (Sudamericana, 1972), Un árbol lleno de manzanas (Sudamericana, 1974), Los dedos de la mano (Sudamericana, 1976/Alfaguara, 1977), La penúltima versión de la Colorada Villanueva (Sudamericana, 1979), Los años de fuego (Sudamericana, 1980), Páginas de Marta Lynch (Celtia, 1983) Toda la función y La despedida (Editorial Abril, 1982), Informe bajo llave (Sudamericana, 1983), No te duermas, no me dejes (Sudamericana, 1985), Páginas de Marta Lynch (Gedisa, 2000).
Abrumada por una fuerte crisis depresiva, se suicidó el 8 de octubre de 1985. Obtuvo el premio Municipal de Literatura por Cuentos de colores y fue jurado del Premio Casa de las Américas. En los años 80, La señora Ordóñez fue adaptada a la televisión, bajo la dirección de María Herminia Avellaneda y con Luisina Brando en el rol protagónico.
Ella dijo
La política me sacó de mi comodísimo mundo de la calle Madero (...) Era un mundo redondo, blando, perfecto. Y allí lo conocí a Arturo Frondizi, que irrumpió con su mundo y me sacó de esa blandura. Citado por Patricia Kolesnico, en Marta Lynch, un personaje trágico. http://www.clarin.com/diario/2000/10/09/s-04801.htm
El tema de los desaparecidos es una de las lacras espeluznantes de un período de la vida argentina difícil de calificar. [...] Parece que la mafia hubiera tomado a la Argentina como campo de batalla. Y en cuanto al hallazgo de las fosas comunes no puede caberme más que el horror. Todos sabíamos que esos muertos, esos desaparecidos, tenían que estar en alguna parte, pero la aparición de esos cuerpos sin nombres, amontonados, me hace acordar a los campos de concentración de Auschwitz. Revista Radiolandia, citado en El enigma de lo subversivo en Informe bajo llave de Marta Lynch, Corinne Pubill. Tesis doctoral. Université de Perpignan.
La verdad es que yo estoy escribiendo un largo informe que servirá a las futuras generaciones de extraviados, a los indefensos, a los que se han equivocado. Citado en El enigma de lo subversivo en Informe bajo llave de Marta Lynch, Corinne Pubill. Tesis doctoral. Université de Perpignan.
A mí no me ha sostenido la crítica, por cierto, que a veces ha sido feroz conmigo por razones que nada tenían que ver con la literatura, sino con mi persona, por cuestiones políticas, a menudo; pero el lector medio ha sido de una fidelidad total. Martha Paley de Francescato, Entrevista a Marta Lynch, Hispamerica, n. 10, 1975.
A nosotros (David Viñas, Haroldo Conti, Germán Rosenmacher, Rodolfo Walsh) nos interesa más el fondo que la forma. Respetamos y admiramos a Borges pero la nuestra es la vertiente de Roberto Arlt que escribía muy mal pero decía las grandes verdades de la realidad argentina. Pertenezco pues a la generación comprometida con mi tiempo y con los combates ideológicos de mi tiempo. Carta personal a la investigadora Amy Kaminsky
Se dijo de ella
… poco menos que única entre nosotros, por su ímpetu y destreza narrativa y por haber incorporado a nuestra literatura personajes como la señora Ordóñez o la Colorada Villanueva, acaso arquetípicos de nuestro medio. Alberto Girri
Informe... es, sin lugar a dudas, una novela peligrosísima para Lynch, ya no en el sentido de los riesgos que corre la artista en los peores momentos de América Latina, sino en las equivocaciones a las que el texto puede prestarse.
David W. Foster, Narrativa testimonial argentina durante los años del Proceso, en AA. VV., Testimonio y Literatura, Society for the Study of Contemporary Hispanic and Lusophone Revolutionary Literatures, n. 3, Minneapolis, Minnesota, 1986
… one of the most interesting political novels of the last rounds of Argentine dictatorship. David William Foster. “Raping Argentina: Marta Lynch in "Informe bajo llave”. The Centennial Review, 1991.
La penúltima versión de la Colorada Villanueva
(fragmento)
Entra en la habitación como si algo -¿el aire?- la empujase hacia adelante. Entra, respirando ansiosamente por la boca sobre la que se conserva un aire niño, quizá, los dientes algo prominentes, no mucho, sí lo suficiente para dar a su fisonomía aquel envidiable aire juvenil, aire de zorra, zorra también en el pelaje rojizo que ondea algunos centímetros arriba de los hombros; rojizo con ayuda de Joseph y así es Joseph quien la llama afectuosamente: su turno, venga de una vez, Colorada. La llamaban Colorada sus padres, sus maestros, los chicos de la cuadra, único ámbito memorable por el que transitó su infancia. Y aunque no lo era del todo – oh no, sólo una argentina típica y castaña- siempre le gustó el apodo. De adolescente, hurgaba sus brazos y sus piernas para descubrir el vello rojizo que la destacaba entre las demás. Una colorada en el barrio de Belgrano, Buenos Aires, no era común.
Y entra, echando aires, un poco porque siempre le ha costado desplazarse –sus pulmones, su tos constante-, otro tanto porque ha crecido, ya es casi lo que la gente llama una mujer mayor; y de mayor se va perdiendo la seguridad en el trato, la forma de mantenerse erguida o de sentarse. Como un viento de confuso origen ella siente que su estadio de mujer mayor le quita oportunidades de gracia y de estabilidad. Están las manos que –como otrora, a los trece, por ejemplo- se convierten en instrumentos difíciles de manejar. Están las piernas, más pesadas. Están los ojos y el cabello, colorado con la ayuda de Joseph, tan espeso y compacto, todavía legendario.
Entra, por fin, segura al menos de que encontrará a los otros. Ellos la acompañan desde tanto tiempo atrás aun cuando se halle convencida de que lo de la compañía puede discutirse, discutir hasta desgañitarse, desgañitarse si entran a darle a la política o a los temas de la moral de hoy. Últimamente, ni siquiera es preciso remontarse tanto; cualquier tema es apto para que se atrincheren en necedades y férreas convicciones, en discusiones de hecho y derechos, alguna mezquindad, un pretendido rencor. Si compañía se llama al combate, ella tiene compañía. Y pensarlo da mayor firmeza a sus pasos y una linda expresión al rostro que, como el de todos, para algunos es bello, para otros, desastroso. Quizá a la gente mayor también la abruma –junto con la inseguridad- ese entorno ambiguo con que cada cosa de la vida se rodea, parece coexistir con la razón opuesta, esto es negro pero según le dé la luz parecerá rojizo como el pelo de la Colorada o amarillo como el pelo de Dolores que también entra, con paso alado, en la habitación.
Informe bajo llave
(fragmento)
Usted, mi siquiatra, mi amable componedor, recibía mis cartas, las recibe, está apilando en sus cajones las entregas de este largo informe, cada día más secreto, quizá más peligroso. Bajo llave; échale llave a la forma como se
quebranta mi voluntad, como se resquebraja y pudre lo que nació sano y normal, con buena voluntad, salud admirable, cierta dosis de ansiedad manifiesta. Contemos entre ambos las desapariciones y las reapariciones. Cada día una nueva vuelta de tuerca hacía crujir las vértebras del cuello y dejaba ver un poco más la lengua del ahogado. Sin embargo, en medio del marasmo distingo las fases del poder. Estoy tratando con una parte importante de la vida de todos. [...] La historia se ha tejido con algo que participa de esta
blandura. Es un tronco podrido, un invernadero. Una flor carnívora, cortada y que huele a muerto. Se pudren los estratos que recorro con Vargas y se pudren los escalones por los que transitan mis compatriotas. [...] Un país estábañado en sustancias venenosas como ésta. Y yo confundo la aventura personal con la colectiva. Participo de un festín del que me atribuyen una parte secreta. Guárdela con llave, bajo llave. Comparta mi desasosiego.
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Felicitaciones, María Teresa. Admirable, como todo lo que hacés. Gracias.
María Teresa, felicitaciones por tu columna en La Voz y por el blog. Para quienes tenemos una "cultura literaria" con las patas chuecas, es muy bueno tener un blog donde enterarnos de la vida y obra de estas narradoras argentinas. De todas las que presentaste hasta ahora, sólo he leído algo de Martha Lynch y de Rosalba Campra (Los años del arcángel, qué delicioso libro), así que seguiré desasnándome con tus notas. Graciela.
Bienvenida María a esta blogosfera que nos llena de alegría , bienvenida , qué guso tenerte tan cerquita!
Buenísimo y felicitaciones por el blog. Te paso el mío, ficción pura, saludos, leonel enceguecido.blogspot.com
HOLA. SI TIENEN GANAS, ABRÍ UN BLOG CON PURA FICCIÓN, PARA SEGUIRLA Y CRITICARLA, PARA COMENTARLA Y BUSCARLE RUMBOS POSIBLES. SALUDOS Y NO JODO MÁS. LEONEL.
http://enceguecido.blogspot.com/
Nuevas coincidencias, querida María Teresa, pues Marta Lynch es una de mis autoras argentinas favoritas. Siempre leo su cuento "La pieza de alquiler" que me encanta y descubro nuevos matices a cada lectura. Cariñosos saludos: Manuel Peña Muñoz.