La rosa en el viento - Sara Gallardo

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La autora de “Eisejuaz” dejó una obra intensa y ajena a las modas literarias.

Ajena a las modas literarias, reacia a repetirse, autora de una monumental y atípica obra periodística durante los años sesenta y setenta, escritora de relatos infantiles, cuentos breves y novelas convertidas en clásicos, miembro de la más conspicua oligarquía terrateniente, descendiente de prohombres de la historia nacional, Sara Gallardo Drago Mitre se sintió sin embargo una desclasada, errante y peregrina, un perro refugiado en la cuneta, que sufrió penurias y olvidos, como los sufrió su obra hasta que pudimos redescubrirla y valorarla como uno de los hitos más originales e intensos de la literatura argentina del siglo XX.

Nació en Buenos Aires en diciembre de 1931 y murió de un ataque de asma en la misma ciudad, visitando a sus familiares, en 1988. Hija del historiador Guillermo Gallardo, nieta del naturalista Ángel Gallardo y tataranieta de Bartolomé Mitre, se crió inmersa en la clase social que dirigió la nación desde 1880, lo que constituyó la materia de su escritura y el marco en que se concibió a sí misma. Corrosiva, pudorosa y asmática, supo imaginarse como la anacrónica heroína de un relato épico, una mujer próxima a la santidad o la protagonista de una novela romántica. Los años del surgimiento del peronismo, son también aquellos en los que escribe sus primeras ficciones. Enamorada del paisaje de confín, el de los campos aún salvajes e improductivos de propiedad familiar en los que pasó largas temporadas en su infancia, convierte en escenario de todos sus relatos la “América salvaje, imposible de catequizar”. Publicó Enero (Sudamericana, 1958/1962), traducida al checo y al alemán, Pantalones Azules (Sudamericana, 1963), Los galgos, los galgos (Sudamericana, 1968/Tusquets, 1997, Primer Premio Municipal y Premio Ciudad de Necochea con un jurado compuesto por Leopoldo Marechal, Aldo Pellegrini y Juan Carlos Ghiano), Eisejuaz (Sudamericana, 1971), monólogo alucinado de un indio mataco en busca de la santidad, los relatos de El país del humo (Sudamericana, 1977/ Alción 2003), las recopilaciones Páginas de Sara Gallardo por Sara Gallardo (Celtia,1987) Páginas de Sara Gallardo (Colección Escritores argentinos de hoy, Gedisa,1990) y Narrativa breve completa (Emecé, 2004). Su último libro, La rosa en el viento (Pomaire, 1979), fue escrito en España, el primero de una serie de países por los que erró, junto a sus hijos, hasta el fin de su vida. Casada en primer término con Luis Pico Estrada con quien tuvo tres hijos y luego con el poeta y filósofo H. A. Murena, padre de su último hijo, Sara Gallardo construyó una obra periodística monumental, encuadrada dentro del nuevo periodismo, para las revistas Confirmado y Primera Plana y luego para La Nación, de la que fue corresponsal en Europa. Publicó en Editorial Estrada sus relatos infantiles: Los dos amigos y Teo y la TV, ambos de 1974, Las siete puertas, de 1975, y ¡Adelante, la isla! (1982), de los cuales los relatos Las siete puertas/ Dos amigos han sido reeditados recientemente (Colección Mis autores, dibujos de Silvia Lenardón, Planta, 2008). La inclusión de Eisejuaz en la Biblioteca de Clásicos Argentinos, que dirigió Ricardo Piglia y las persistentes referencias a su obra hechas por Leopoldo Brizuela permitieron que fuera finalmente valorada como uno de los hitos más originales e intensos de la literatura argentina del siglo XX. Cuando murió estaba comenzando una biografía de Edith Stein, intelectual judía que ingresó en el Carmelo y murió en Auschwitz, de quien dijo sentirse muy próxima, por el progresivo despojamiento y por la sensación de ser extranjera en todas partes.

Ella dijo

La América de aquí es el territorio de casi todas mis historias: esa pampa salvaje, un poco expresionista, imposible de catequizar. Un país en que el humo cubre todo y lo vuelve fantástico o fantasmagórico. Un mundo de monstruos. Y a la vez tan fascinante.

Aprecio la hipersensibilidad. La literatura escrita por mujeres necesita de un vigor viril. Ese rigor debe estar al servicio de la hipersensibilidad, como lo está por ejemplo en Virginia Woolf, una autora exenta de afectación.
Me gusta crear personajes masculinos. Por otra parte, ya de chica tenía un estilo de juego que no se avenía al tradicional de las mujercitas. Por supuesto, tenía muñecas, pero me atraía mucho más jugar a los pieles rojas, a los árabes, imaginar que las bicicletas eran las carpas en el desierto. Además, me encanta todo lo salvaje. Los caballos me apasionan. No me pierdo los desfiles y me emociono cuando pasan los granaderos. Me gusta lo épico en la vida y la literatura. Demás está decir que una de mis lecturas preferidas es La Ilíada. Sara Gallardo frente a Sara Gallardo. Revista La Nación, 11 de septiembre de 1977.


Pantalones azules. Ese no era bueno y me dio rabia. Eso fue en 1963. Después hice mucho periodismo (Atlántida, la columna de Confirmado) y en 1968 publiqué Los Galgos. No, esa columna era la carcajada general. Con un tono pedante a propósito, irritante. Pero todo el éxito de esa columna es de Garzón Maceda. Él me daba sus ideas y yo las articulaba en mi estilo insolente. Él fue el dueño de esa columna. Es como el director del circo. Que tiene un circo bueno porque confía en sus payasos, y les sabe dar cuerda. Nada más. Esteban Peicovich. Por qué me fui. Con Sara Gallardo en Barcelona.


Se dijo de ella

Eisejuaz implica un distanciamiento por el lenguaje, que no es un "habla copiada" al modo de los indigenistas sino una fulgurante "habla inventada", inspirada en el castellano austero, violentado y poético de los indios, a la manera y al nivel de un Juan Rulfo o un Mario de Andrade -esto es: combinando un idioma de palabras sencillas con osadías de la vanguardia poética y un manejo brutal de los silencios, que sugieren todo lo que aún no puede traducirse de una a otra cultura, de la herida a la palabra.

Leídos en sucesión cronológica, novelas breves y cuentos permiten advertir una ética tan ajena a las modas literarias como reacia a repetirse, incluso en aquello que la crítica o el mercado señalaban como sus mayores aciertos; una personalidad tan disconforme con lo que era y escribía, como incapaz de cualquier tipo de impostación, de traición a sí misma. Leopoldo Brizuela, prólogo a Narrativa Breve Completa


Esa dificultad para la clasificación es una de las características de su obra. (…) Difícil de asimilar para la izquierda. Imperdonable para la derecha, por su independencia, por ser rebelde y mujer, porque sus ficciones iluminan zonas ocultas y revelan secretos. Juan Bautista Duizeide. Sara Gallardo, la mujer que amamos. Sudestada Nº80 - Julio 2009)

Nunca hablamos de nada demasiado importante, nada íntimo, pero su presencia volvía todo más luminoso, y esa luz es la que envuelve y perfila su recuerdo. Aprecié la real dimensión de su literatura mucho más tarde, cuando leí sus cuentos cortos, y Los galgos, los galgos, Eisejuaz. En esa época ella nunca me habló de sus libros ni les puso valor. En cambio, hablaba voluntariamente de sus notas, de sus entrevistas, una con Antonio Di Benedetto a quien había aterrorizado en su modestia citándolo en el Ritz. Griselda Gambaro. Escritos Inocentes. Editorial Norma.


23

Esperé diez años. Y me vio.
Llegaba de la guerra. Sangre negra le chorreaba el pecho. Vi sus hijos, sus nietos. Las plumas de sus lanzas también negras, locas de victoria. Mujeres, viejos, perros, chicos eran un solo aullido. Y las cautivas color muerte.
Yo le sostuve la mirada. Mi abuela me pegó.
Celebraron durante muchos días. Los guerreros dormían, vomitaban. Esperé. El rey caminó entre las tiendas. Vi abrir el cuero de mi casa.
Nunca lo nombré. Nunca me nombró. Yo fui rey, el muchacha. Aprendí a gobernar, él a reír.
Suelen hablar. Poco saben de amor.

30

Soñé: perdí un diente.
¿Qué haré sin él, que hará sin mí?
Se ha levantado viento sobre el río.
¿Qué hará sin mí, qué haré sin él?

31


Llovía. Y llovía mi llanto. Es triste ser mujer del viejo rey. Era de noche, debajo de la manta. En otoño las cosas son así.
Entró en la oscuridad el hijo de mi esposo. Había bebido.
Tal vez se equivocó.
Aquello fue salir al resplandor en un caballo de batalla. Fue correr. Fue vencer


32

Su padre le dijo el día del primer combate:
-Que ninguna mujer te importe más que la guerra.
Su padre le dijo el día del primer banquete:
-Ninguna mujer lleva más lejos que el alcohol.
Su padre le dijo el día del primer sacrificio:
-Atarse a una mujer es apartarse del misterio.
Conoció el combate, el alcohol, el misterio. Me dice: son tres sombras junto a falda roja.

De Las Treinta y Tres Mujeres del Emperador Piedra Azul. El País del humo. Alción, 2003.


.para ver la nota en el diario La Voz del Interior click aquí

Más información sobre narradoras argentinas en:

http://www.teresaandruetto.com.ar/narradoras.htm.


13 comentarios to “La rosa en el viento - Sara Gallardo”

  • 03 octubre, 2009 20:37
    Anama says:

    ¡Qué prosa tan intensa! Francamente había olvidado a Sara Gallardo. Gracias por recordarla y propiciar un reencuentro con esta fascinante autora.
    Un abrazo.

  • 09 octubre, 2009 17:26
    Anónimo says:

    Gran idea para una estupenda escritora. La conocí en El Paraíso, allá por Cruz Chica. No olvido sus ojos y su tono de voz que convertían anécdotas en cuento mientras el galgo de Manucho la escuchaba atentísimo. Un ser y una escritura irrepetible. Gracias.JORGE PAOLANTONIO

  • 11 octubre, 2009 12:03

    Fantastico,Gracias por traer su prosa a nuestra memòria .
    Felicitaciones
    Te dejo mi huella.

    Lydia Raquel Pistagnesi

  • 17 octubre, 2009 16:44

    Excelente un blog que nos trae las voces de narradoras argentinas. En este número, en especial, el decir, de la inolvidable Sara Gallardo. Un saludo desde Mar del Plata,


    Silvia Loustau

  • 24 octubre, 2009 09:33
    María W. says:

    ¡Querida narradora argentina, usté! Paso a felicitarla por el reconocimiento recibido con el premio SM. Te mando un gran, gran abrazo.

  • 29 octubre, 2009 11:35
    Unknown says:

    FELICITACIONES POR TU PREMIO DE SM! UN ABRAZO FUERTE DE UNA ADMIRADORA COLOMBIANA (SUDAMERICANA).

  • 03 diciembre, 2009 17:53

    Impresionante la prosa, y la verdad a diferencia del resto no la conocia, asique mas agradecida que todos por traerla y dejarme pasear un ratito por el arte de esta maravillosa escritora.
    besitos

  • 03 diciembre, 2009 22:00
    andrea guiu says:

    Estupenda Sara Gallardo. Como siempre Teresa, compartiendo tus palabras y las ajenas en un mismo acto, un acto estético que es político. Gracias por permitirnos conocer a estas mujeres que no figuran en los catálogos comerciales, tan secretas e intensas. Un abrazo.

  • 08 diciembre, 2009 13:10
    Anónimo says:

    Genial Sara Gallardo. Gracias. Una consulta: por casualidad, ¿tendrá la referencia de quién fue el autor que le hizo la nota de la Revista La Nación en 1977?
    Muchas gracias,
    María Belén

  • 03 mayo, 2010 18:14

    Hola, perdón por escribirte por este medio, somos una red de librerías de usados www.buscaslibros.com y estamos recopilando información sobre blogs literarios para publicarlos en nuestra página. Ya hemos registrado tu blog para compartirlo con nuestros usuarios dentro de poco. Saludos y si buscas libros agotados, raros, etc, te esperamos por allá!

  • 16 mayo, 2010 10:49

    Me dejó helada. Me la imagino saliendo de esa foto de arriba y como fantasma sentarse frente a mí. Hasta puedo oler su perfume.
    Hermosa prosa, hermosa mina, hermosa historia.
    Gracias M Teresa, y como dice la Wernicke, felicitaciones por el premio!

  • 15 julio, 2010 20:48
    Anónimo says:

    Alguien tendrá la obra "De profesión maternal" de Griselda gambaro? es una obra dificil de encontrar, les agradecería mucho si la facilitaran por éste medio, saludos! espero respuesta. Natalia, de Moron

  • 26 noviembre, 2010 11:40
    Paginas Webs says:

    Me gusta eso de la américa salvaje imposible de catequizar o más bien de la américa que catequiza américa a la que hay que adorar dejando de lado la cruz y la espada.

    Un saludo.

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